domingo, 13 de marzo de 2011

EL DISCURSO DEL REY (THE KING'S SPEECH)

Como no podía ser menos después de tanto premio, los comentarios sobre la película han llegado a clase. Sí, son unas estupendas actuaciones (que debemos escuchar en V.O para poder apreciar la verdadera magnitud y delicadeza del trabajo), pero hablaremos de otros aspectos.
El mismo guionista, David Seidler, había sufrido disfemia (tartamudez), lo que fué decisivo para su interés en el caso que relata la película.
Como en tantas ocasiones, tras el personaje protagonista, una película revela la biografía de otro personaje desconocido pero importante. Meses antes del rodaje aparecieron los papeles de Lionel Logue, entre los que no solo estaba el discurso que da título a la película, sino también notas sobre su trabajo con el Duque de York.
Es interesante señalar la similitud de las dificultades del protagonista con algunas que hemos encontrado en el aula, primero porque nos señala algunos puntos clave, y después porque podemos ver que no son nuevas ni extrañas. Es frecuente: la “disposición nerviosa” -escribió Logue del Duque de York-, el tabaquismo, la posición edelantada de la cabeza, la tensión en la garganta, la tensión en la mandíbula (“Contrae los dientes y las muelas”), la elisión de sonidos y pequeñas palabras, etc.
Se ha destacado en los comentarios de clase, el momento en que vemos las pausas y tonemas señalados en el texto del discurso. Como se ve, no es algo nuevo.
Por fin, resulta difícil no pensar en otro personaje importante que vivió y trabajó igualmente en Londres: Frederick Matthias Alexander. Al igual que Logue, provenía de Australia, era actor, y trabajó en el ámbito de la voz y la palabra. Alexander fue un referente importante desde 1910 hasta 1940, en que se trasladó definitivamente a los Estados Unidos, donde continuó su trabajo al menos hasta 1950. Debieron conocerse.


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